La crisis climática es injusta para las mujeres rurales: experta en género de la FAO

2024-03-08
La crisis climática es injusta para las mujeres rurales: experta en género de la FAO

Lauren Phillips (segunda de izquierda a derecha), Directora Adjunta de la División de Transformación Rural e Igualdad de Género de la FAO, habla con agricultoras durante una visita de campo a la India.

Roma - Las comunidades rurales de todo el mundo están lidiando con desafíos cada vez mayores provocados por la crisis climática. A medida que los desastres se vuelven más frecuentes y graves y las condiciones ambientales se vuelven más duras, la carga para estas comunidades se intensifica. Sin embargo, son las mujeres las que sufren la mayor parte de estos impactos, incluidas importantes pérdidas financieras.

Hasta ahora, ningún estudio se había aventurado a cuantificar los costos monetarios que enfrentan estas mujeres debido al estrés por calor, las inundaciones o las sequías. El informe recientemente publicado de la FAO, El clima injusto: medición de los impactos del cambio climático en los pobres, las mujeres y los jóvenes rurales , arroja luz sobre cómo el cambio climático afecta desproporcionadamente a los pobres de las zonas rurales, las personas mayores y las mujeres en los países de ingresos bajos y medios. Revela miles de millones de dólares en pérdidas entre los hogares agrícolas encabezados por mujeres, ampliando aún más la brecha de ingresos entre hombres y mujeres.

Para profundizar en las conclusiones del informe sobre la dinámica de género y los desafíos que enfrentan las mujeres rurales en medio de un clima cambiante, la Sala de redacción de la FAO habló con Lauren Phillips, directora adjunta de la División de Transformación Rural e Igualdad de Género de la FAO.

¿Cuáles son las principales conclusiones del informe de la FAO “El clima injusto" respecto de las mujeres?

La desigualdad de género juega un papel importante en la determinación de la capacidad de adaptación de las mujeres al cambio climático. Cada año, las mujeres agricultoras y los hogares encabezados por una mujer en hogares de ingresos bajos y medianos sufren pérdidas muy cuantiosas debido a crisis climáticas como el estrés por calor o las inundaciones, que superan las experimentadas por los hogares encabezados por un hombre. Este informe cuantifica algunas de estas pérdidas.

Así, por ejemplo, debido al estrés por calor, los hogares encabezados por una mujer pierden un 8 por ciento más de sus ingresos cada año que los hogares encabezados por un hombre. Y eso se traduce en 37 mil millones de dólares al año. Es mucho dinero. Las inundaciones también tienen un impacto en la disminución de los ingresos de los hogares encabezados por mujeres en un 3 por ciento, lo que equivale a 16 mil millones de dólares al año en comparación con los hogares encabezados por hombres.

Estamos hablando de situaciones en las que los hogares ya están perdiendo mucho por el cambio climático. Pero para aquellas que están dirigidas por mujeres o en parcelas administradas por mujeres, las pérdidas son mucho mayores.

El informe también revela que si el cambio climático aumenta otro grado Celsius, los hogares encabezados por mujeres podrían perder el 34 por ciento de sus ingresos en comparación con los hogares encabezados por hombres. Es una pérdida absolutamente enorme para las familias que ya sufren pobreza y tienen problemas para tener cantidades adecuadas y saludables de alimentos para sus familias todos los días.

¿Cómo pudo la FAO calcular estas cifras?

El informe utiliza datos de 24 países de ingresos bajos y medios en cinco regiones y abarca 70 años de datos climáticos diarios, combinados con los ingresos de más de 100.000 hogares. Eso significa que teníamos datos de casi mil millones de personas. Lo que pudimos hacer fue estimar cuánto mayores eran las pérdidas para las familias encabezadas por mujeres.

Por ejemplo, en caso de sequía, ¿en qué se diferencia la situación de una agricultora de la de un agricultor?

Por ejemplo, es posible que una mujer no tenga riego en su finca. El informe que publicamos el año pasado,   La situación de las mujeres en los sistemas agroalimentarios , mostró que en los países donde hay un mayor uso del riego para la agricultura, las mujeres tienen muchas menos probabilidades de tener acceso a él.

Entonces, se puede imaginar a una agricultora sin agua en su tierra, y tal vez tampoco recibió nuevas semillas, lo que podría haber ayudado a evitar pérdidas por sequía. En consecuencia, trabaja más duro y por más tiempo, dedicando una hora extra de trabajo al día en comparación con un agricultor, tratando de adaptarse al cambio climático. Sin embargo, sin acceso a esos activos y tecnologías, puede tener dificultades para mantenerse al día con el clima cambiante.

El cambio climático también está aumentando el número de horas que las mujeres deben trabajar y, dado que las mujeres ya tienen una mayor carga de cuidados en casi todos los países del mundo, esto agrava la situación. En promedio, las mujeres dedican 4 horas al día al trabajo doméstico y de cuidados no remunerado, mientras que los hombres dedican menos de dos. Esto significa que el cambio climático puede aumentar la carga de tareas como recolectar agua o leña, o cualquier otra tarea de cuidado necesaria para mantener en funcionamiento una operación doméstica o agrícola.

¿Cuáles son las causas profundas detrás de estas disparidades?

En el informe del año pasado analizamos muchas desigualdades de género que aún son muy persistentes. Hay brechas en cuánto dinero ganan las mujeres por su trabajo en la agricultura y los sistemas agroalimentarios, así como brechas en la productividad de sus parcelas de tierra, la cantidad de tierra a la que tienen acceso, su acceso a tecnologías móviles y su acceso financiero.

Pero además de todo esto, también existen normas sociales discriminatorias persistentes que enfrentan las mujeres y las niñas en los sistemas agroalimentarios, que pueden limitar cuánto pueden trabajar fuera del hogar o qué tan lejos pueden viajar para realizar su trabajo. Entonces, cuando se combinan estas brechas y desigualdades materiales con normas sociales discriminatorias, resulta muy difícil para las mujeres lograr el mismo nivel de resultados que los hombres en los sistemas agroalimentarios.

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¿Qué se puede hacer para cambiar esto?

Tenemos muchas herramientas a nuestra disposición y hay una serie de medidas políticas exitosas. Por ejemplo, aumentar el registro de las mujeres y su acceso a la tierra tiene muchos beneficios para la productividad agrícola. Puede reducir la violencia de género dentro de los hogares y mejorar la nutrición familiar. El uso de un enfoque que aborde tanto las brechas de activos como las normas, conocido como enfoques transformadores de género, puede tener un impacto positivo en la forma en que las familias coordinan el trabajo y el empoderamiento general. Un mayor empoderamiento resultante de estos enfoques puede mejorar los ingresos y la resiliencia de los hogares.

De hecho, la FAO ha estimado que cerrar las brechas laborales y de productividad entre mujeres y hombres podría impactar significativamente el PIB, incrementándolo en un 1 por ciento a nivel mundial y reduciendo la inseguridad alimentaria para 45 millones de personas. Estos logros son posibles porque conocemos los enfoques exitosos para empoderar a las mujeres en los sistemas agroalimentarios.

El informe también encontró que los proyectos y políticas centrados en el empoderamiento pueden mejorar en gran medida la resiliencia a las crisis climáticas y de otro tipo. Se estimó que los proyectos de empoderamiento podrían hacer que 235 millones de familias adicionales tuvieran una mayor resiliencia ante esas crisis. Por lo tanto, abordar estas brechas y promover el empoderamiento es crucial para ayudar a las familias y a las mujeres a ser más resilientes al cambio climático.

¿Qué está haciendo la FAO para apoyar a las mujeres rurales en un clima cambiante?

La FAO está trabajando en coordinación con otras agencias de las Naciones Unidas sobre el terreno en varios países para implementar proyectos que proporcionen una mejor capacitación y desarrollo de capacidades para las mujeres. Estos proyectos tienen como objetivo ayudar a las mujeres a participar más en los sistemas agroalimentarios y las cadenas de valor, así como a obtener acceso a tecnologías que puedan abordar las brechas mencionadas anteriormente. Excelente evidencia de países como Ecuador muestra cómo los gobiernos pueden utilizar enfoques transformadores de género. Además, existen ejemplos destacados en todo el mundo de cómo el desarrollo de capacidades, la capacitación de mujeres, las escuelas de negocios para agricultores y los proyectos de cadenas de valor pueden brindar un apoyo significativo.

En los pequeños países insulares en desarrollo del Pacífico, como Palau, la FAO ha estado trabajando para fortalecer la resiliencia de las mujeres al cambio climático centrándose en la cadena de valor del turismo y otros trabajos sobre el sistema agroalimentario. Estos países son muy vulnerables al cambio climático y las mujeres constituyen una parte importante de la fuerza laboral. Por lo tanto, es de suma importancia garantizar que tengan las habilidades, capacidades, activos y recursos para prepararse para el clima cambiante.

¿Hay suficiente financiación para apoyar a las mujeres rurales en un clima cambiante?

Sólo el 6 por ciento de los fondos bilaterales centrados en sistemas agroalimentarios se dedican a lograr un impacto en la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres. Es evidente que esto no es suficiente. Además, en el informe Unjust Climate, examinamos las políticas de varios países y descubrimos que solo el 6 por ciento de las políticas climáticas nacionales, conocidas como Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional , mencionan siquiera a las mujeres de manera significativa.

Por lo tanto, existe una oportunidad sustancial para aumentar la atención a la igualdad de género dentro de las políticas climáticas y agrícolas, atrayendo así más inversión a áreas donde se necesitan más acciones. Colaboramos constantemente con diversos socios para ampliar la igualdad. Esto implica fomentar más asociaciones e inversiones, específicamente dirigidas a reducir las brechas de género en los sistemas agroalimentarios y promover el empoderamiento de las mujeres dentro de ellos. Ahora tenemos pruebas suficientes de enfoques eficaces para abordar estas cuestiones.

Realmente deberíamos estar analizando las formas en que podemos combinar el financiamiento para abordar múltiples desafíos. La igualdad de género debería ser parte de las medidas para abordar el cambio climático. Podemos tener un mayor impacto si trabajamos en ambos objetivos al mismo tiempo.​

Fuente: FAO​​​